Oscar Pizarro Ubillús, especialista en gestión corporativa y autor del libro El gerente frente al espejo (Editorial Planeta).
Liderar un equipo no es sencillo. El éxito dependerá del resultado del equipo, y para ello, necesitamos que otros lleven la estrellita en la frente, que otros brillen por influencia de su líder. Pero eso solo sucederá si ellos, los que conforman el equipo, están convencidos que los llevaremos por el camino correcto, y más aún si están convencidos que la presencia del líder los hará conseguir los objetivos y crecer como profesionales.
En ese sentido, el especialista en gestión corporativa y autor del libro El gerente frente al espejo (Editorial Planeta), Oscar Pizarro Ubillús, comparte cinco rasgos más comunes de personas que poseen un mal liderazgo en el equipo:
- No tomar decisiones, cambia de rumbo constantemente sin trazar el curso: Para el especialista, esta característica impacta muy negativamente en la credibilidad del gerente cuando toma una decisión, y los equipos tienden a no ejecutar, pues creen que en poco tiempo la indicación quedará sin efecto.
- Liderar en forma de dictador, solo dando órdenes y sin escuchar a los demás: Relacionado a los líderes que no escuchan. Se trata de aquellas personas que abusan del nivel jerárquico para crear una estructura casi militar en la organización. Nunca escuchan ideas, detestan los cuestionamientos y son los abanderados de la frase: “Es así, porque lo digo yo”. Causando desmotivación, anulando la iniciativa y generación de ideas.
- No da feedback, ni se enfoca en el desarrollo o aprendizaje del equipo: Relacionado con los líderes que no priorizan el desarrollo o el aprendizaje del equipo. No dan retroalimentación, ni promueven programas de evaluación del desempeño. Por lo general, no son muy cercanos a su gente y les interesa mucho más el resultado y su propia imagen que el desarrollo de los colaboradores.
- No sabe controlar la presión, pierde los modales y llama la atención en público: Está relacionado con los líderes que pierden constantemente el control. No tienen estabilidad emocional, y cada vez que las cosas se complican simplemente despotrican a su personal, levantando la voz, o llamando la atención en público. Aquellos que ocultan su propia inseguridad en el maltrato a sus colaboradores o en hacerlos sentir incómodos y avergonzados.
- Antepone sus intereses personales a los de la organización o el equipo, todo vale con tal de lograr sus propios objetivos: Son gerentes que solo piensan en su propio desarrollo y en llevarse no solo los reconocimientos, sino en ascender en la organización lo más rápido posible. Todo es menos importante que ese objetivo, y pueden “atropellar” a quien se interponga en ese camino.
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